La rentabilidad de la cartera crediticia cae un 20% con la guerra de precios
La feroz competencia de la banca por prestar, junto a un euríbor que ha comenzado a restar en el precio de los préstamos y la pulverización de las cláusulas suelo deprime la rentabilidad por intereses del crédito a nuevos mínimos.
El tipo medio que ingresa el sector por su cartera hipotecaria colapsó del 1,82 al 1,45% entre marzo de 2015 y el pasado mes de marzo, y el correspondiente a préstamos a empresas se deslizó desde el 2,77 al 2,26%.
Supone un desplome de alrededor del 20% en el rédito que dejan las tasas de interés en casi el 87% del stock financiado -el volumen conjunto hipotecario y de préstamos corporativos asciende a 1,058 billones en una cartera crediticia total con familias y compañías de 1,21 billones al cierre del pasado marzo-.
Según las estadísticas del Banco de España, solo la rentabilidad en financiación al consumo ofrece resistencia: su tipo de interés apenas menguó el 1,3% -pasa del 6,07% al 5,99%, pero aporta apenas un 13,24% del stock total gestionado-. Son tasas TEDR, el ratio que mejor mide el tipo de interés realmente aplicado y resulta similar a la TAE, aunque sin incorporar el cobro de comisiones.
Operaciones deficitarias
La caída libre responde a dos efectos inevitables como son la actualización de las operaciones a un euríbor a la baja y la supresión de los suelos hipotecarios por sentencia judicial, pero también a la contienda desplegada por las propias entidades para copar el máximo negocio. La guerra está servida porque la demanda de operaciones es insuficiente cuando es urgente aumentar la rentabilidad y origina tal espiral bajista en precios que hasta el Banco de España ha decidido tomar cartas en el asunto.
Tal y como hizo en 2012, regulando para sofocar una oferta de depósitos extratipados que destrozaba los márgenes, el organismo supervisor exigirá provisiones por las operaciones concedidas a pérdidas, en aplicación de una reciente circular. No podrá frenar el deterioro de la rentabilidad en las operaciones ya concedidas -irá a menos mientras lo haga el euríbor por simple actualización contractual de los precios al indicador-, pero la penalización en provisiones ayudará a enfriar la batalla en la concesión.
Otro indicador ilustrativo del grado de competencia lo revelan las estadísticas del Banco Central Europeo (BCE). Conforme a sus cifras, solo Alemania ofrece hipotecas más atractivas que España en toda Europa, con un interés medio TEDR del 1,82% frente al 1,98% de mercado existente aquí en marzo y siendo el promedio de la eurozona del 2,12%. Y el gap entre nuestras hipotecas y las alemanas se ha reducido a un diferencial no visto desde 2010.
En créditos a empresas por importes inferiores al millón de euros, normalmente asociado a pymes, el 2,99% de interés promedio español rebasa, en cambio, ligeramente el 2,56% europeo y se sitúa en un rango intermedio en la clasificación de países, donde los extremos corresponden a Irlanda, con el 4,78%, y Bélgica, con un 1,76%.
La posición es radicalmente distinta en crédito al consumo. El tipo medio aplicado en nuevas operaciones se situó en el 8,03%, solo superado por Irlanda y Grecia y muy alejado del 5,87% contabilizado en el conjunto de la eurozona. Aquí renta más.
Las entidades han sido capaces de compensar la cesión de margen en favor del cliente con ajustes inexorables en las rentabilidades de los depósitos desde 2013. Desde los 7.465 millones retribuidos en un trimestre en 2008 con los ‘Superdepósitos’, la factura se ha reducido a 2.900 millones, compensando en parte la sangría de los menguantes ingresos del crédito por su abaratamiento y porque la cartera se ha achicado durante la crisis. La aportación trimestral de las inversiones crediticias colapsa en igual plazo de 26.115 millones a 7.120 millones.
El Banco de España alerta en su informe de Estabilidad Financiera que esta hucha muestra, sin embargo, síntomas evidentes de agotamiento e insiste en la urgencia de cambiar los modelos, cobrar por servicios y ajustar estructuras.
La reducción ha sido tan intensa que los depósitos deslucen en la ventanilla europea. La remuneración para captar ahorro nuevo, tanto de familias como de empresas, se sitúa en el 0,29%, menos de la mitad del 0,62% promedio de la eurozona.
Su ininterrumpido retroceso hace que retribuya igual que las cuentas a la vista de las compañías y próximo al 0,11% por ciento aplicado a los hogares. La capacidad de maniobra se estrecha si bien existe cierto margen porque el saldo vivo en depósitos se remunera al 0,60% aún, la mitad de lo ofrecido para captar dinero fresco.
FUENTE: El Economista.es